Arte renacentista
El arte renacentista o Renacimiento nace en Florencia (Italia) a principio del siglo XV con un primer período artístico, el Quattocento, que al final de siglo se ha expandido por toda Italia, evolucionando de forma que a mediados del Cinquecento sería Roma su principal centro, cuyas ideas difunde al resto de Europa.
Generalidades
Sus principios llegan de dos bases esenciales: la vuelta a las formas de la cultura clásica (Grecia y Roma) y la aplicación de un hallazgo técnico nuevo: la perspectiva. Por la primera sus seguidores se sienten herederos del arte clásico que se hace “renacer”. Y por la segunda, se “proyecta” la obra en un sentido amplio que convierte al antiguo artesano anónimo en artista a nivel individual.
En arquitectura surge el orden: conjunto de reglas formales que organizan las partes de un edificio, y que en general responden a los clásicos: dórico, jónico y corintio, Otro concepto base es la “simetría”, enfatizada en las iglesias por un elemento central: la cúpula.
La escultura también crea características propias: interés por la naturaleza, protagonismo de la figura humana, el desnudo, el realismo…
Y en pintura aparece el retrato, en general aplicado al clero o la nobleza; el desnudo humano, y la incorporación de la naturaleza y el paisaje a los temas principales.
En España el Renacimiento abarca el siglo XVI y parte del XVII, y en él se suelen distinguir tres periodos sucesivos: el plateresco, el purista, y el manierismo.
Arte renacentista en la geografía hispalense
Sevilla, ciudad que tenía en su puerto y en el comercio con América su principal fuente de riqueza, se vio favorecida por la creación en 1503 de la Casa de la Contratación, que dio lugar a una pujante situación económica, motor de su renovación artística, impulsada por la llegada de grandes artistas nacionales y extranjeros.
Aquí la arquitectura plateresca la representan Diego de Riaño y Martín de Gainza, y un buen ejemplo sería el edificio del Ayuntamiento hispalense, con recursos compositivos y decorativos novedosos de gran calidad. El tipo más puro puede verse en la Iglesia del Hospital de la Sangre, obra de Hernán Ruiz II, máximo exponente de la arquitectura renacentista en la zona; y el manierismo en multitud de ejemplos en toda la ciudad, creados por artistas como Vermondo Resta, Juan de Oviedo y de la Bandera, o Diego López Bueno, a quien se debe la portada lateral de la Iglesia de San Pedro, de 1624.
En la provincia existen muy buenos ejemplos, como la Colegiata de Osuna o la Iglesia de San Miguel de Morón de la Frontera; y en grandes reformas de iglesias parroquiales como la de Santa María de Mesa de Utrera, la de Santa María de Consolación de Cazalla de la Sierra, la de San Juan Bautista de Marchena o la torre-fachada de la Iglesia de la Encarnación de Constantina.
En escultura hay que citar a Juan Bautista Vázquez El Viejo, Roque Balduque, Jerónimo Hernández y Juan Martínez Montañés.
Y en pintura, artistas como Alejo Fernández, Pedro de Campaña, Fancisco Pacheco o Antonio Mohedano.
Caso aparte son otras disciplinas, como la orfebrería, donde hay que hacer mención de las “Custodias” de Juan de Arfe en Sevilla, y de Francisco de Alfaro en Marchena y Écija; o la “cerámica polícroma”, con la obra realizada por el artista de origen pisano Francisco Niculoso.
Bibliografía
- Como reconocer el arte del Renacimiento. Flavio Conti. Editorial Médica y Técnica, S.A. Año 1980.
- Arquitectura del XVI en Sevilla. En: Cuadernos de Arte Español. Alfredo J. Morales. Editorial Grupo 16. Año 1992.
- El renacimiento en Andalucía. Jornadas Europeas de Patrimonio 2006. Editado por la Consejería de Educación de la junta de Andalucía.
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