Beatificación del padre José Torres Padilla

Beatificación del padre José Torres Padilla.

Beatificación

El 9 de noviembre de 2024 se celebra la beatificación en la Catedral de Sevilla del Venerable Siervo de Dios padre José Torres Padilla (1811-1878), cofundador en 1875 de la Compañía de la Cruz junto a sor Ángela, siendo la tercera persona vinculada con esta congregación que sube a los altares.

Antecedentes

Es la quinta ceremonia de beatificación que se celebra en Sevilla y la tercera que tiene lugar en la Santa Iglesia Catedral:

1. El papa Juan Pablo II beatificó a sor Ángela el 5 de noviembre de 1982 en la explanada del Real de la Feria, durante su primer viaje a España.
2. El cardenal Ángelo Amato presidió la ceremonia de beatificación de la madre María de la Purísima el 18 de septiembre de 2010 en el estadio de la Cartuja.
3. El cardenal Marcelo Semeraro fue el encargado de beatificar a 27 mártires dominicos el 18 de junio de 2022 en la Catedral de Sevilla.
4. El cardenal Semeraro, prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos, beatifica a veinte mártires del siglo XX el 18 de noviembre de 2023 en la Catedral.
5. Nuevamente el cardenal Semeraro preside la beatificación del padre Torres en la Catedral.

El proceso de beatificación canonización se inició el 5 de mayo de 2014, siendo arzobispo de Sevilla Juan José Asenjo Pelegrina. El postulador diocesano de la causa del padre Torres, fase que se desarrolló desde el 5 de mayo de 2014 al 23 de mayo de 2016, fue el obispo auxiliar de Sevilla monseñor Teodoro León Muñoz, y el postulador para la fase romana (desde 2016) el sacerdote Salvador Aguilera López.

El 14 de marzo de 2024 el papa Francisco autorizó al cardenal Semeraro publicar el decreto del milagro atribuido a la intercesión del padre Torres Padilla. El 23 de abril se procedió a la exhumación y reconocimiento de los restos del venerable siervo de Dios. Finalmente, el 23 de mayo el arzobispo de Sevilla José Ángel Saiz Meneses anunció el acto de beatificación para esta fecha. El 13 de agosto se trasladaron las reliquias del cuerpo del padre Torres a la capilla de Santa Ángela en la casa madre de la Compañía de la Cruz, donde también reposan los cuerpos de Santa Ángela de la Cruz y Santa María de la Purísima, capilla presidida por «Nuestra Señora de la Salud» (a la que rezaba de niña sor Ángela en la iglesia de Santa Lucía).

Preliminares

El lema que presidiría todos los actos que se celebraron en este fin de semana fue: «No ser, no querer ser, pisotear el yo».

La ceremonia se retransmitió por televisión en directo a través del canal Antena 3, y se instalaron en diversos puntos 25 pantallas para el seguimiento a través de ellas de la ceremonia por el público asistente.

Del palacio arzobispal salió una procesión con los concelebrantes en la misa, 213 sacerdotes, 17 diáconos, 84 seminaristas de Sevilla y 3 de Córdoba y Toledo, custodiando la urna con las reliquias del futuro beato que portaban cuatro monjas de las hermanitas de los pobres. La comitiva ingresó en la seo por la puerta de Palos, accediendo por la puerta del Lagarto al patio de los Naranjos, cruzándolo, volviendo al interior por la iglesia del Sagrario, que transita.

Tras atravesar la puerta del Sagrario, ya dentro del templo catedralicio, continuó la procesión a los pies de la Catedral por el trascoro hasta la nave de la Epístola, siguiendo por ella hasta la nave del crucero, por la que discurrió el cortejo hasta el altar del jubileo, ubicado junto a la puerta de la Concepción en el transepto norte del crucero.

Se dispusieron 8.100 asientos para la ocasión, 3.500 en el interior del templo, 1.500 en el patio de los Naranjos y 3.037 en la plaza de la Virgen de los Reyes. En el interior de la Catedral se distribuyeron los asientos por la nave del crucero (en donde se ofician los actos), la nave del Evangelio y la capilla Real. La Giralda se engalanó para la ocasión.

Una buena parte de los asientos del interior del templo metropolitano (tanto en la nave del crucero como en la capilla Real) y de los de la plaza de la Virgen de los Reyes fueron ocupados por las hermanas de la congregación de la Cruz, monjas y postulantes, procedentes de sus 53 comunidades, tanto de España como de Tucumán en Argentina y de Roma y Chivitavechia en Italia; estando al frente de estas religiosas la madre general de la compañía, sor Reyes de María de la Cruz.

También asiste una nutrida representación de peregrinos de la ciudad natal del padre Torres, San Sebastián de La Gomera, encabezada por su arcipreste y párroco Juan Ramos Concepción.

A las once tuvo comienzo la Eucaristía a los sones de tres piezas de Lucen Deiss (la segunda fue «Pueblo de Reyes»), el acompañamiento musical correría a cargo de la Coral de la Catedral reforzada por la Schola Gregoriana, con orquesta de cámara y Miguel Ángel García Fernández en el órgano de la catedral, dirigida por el maestro de capilla Francisco José Cintado Briceño auxiliado en la parte gregoriana por el sacerdote Alfonso Peña Blanco, y como profesor de canto gregoriano por Rafael Jesús Luque Vera.

Rito de beatificación

Se celebra la ceremonia del rito de la beatificación en el altar del jubileo, obra barroca de los siglos XVII y XVIII realizada fundamentalmente por el orfebre Juan Laureano de Pina; con las imágenes en los flancos de «Santa Ángela de la Cruz» y «Santa María de la Purísima», presidiendo la «Virgen de la Salud», procedentes de la casa madre de las hermanas de la Cruz en la calle dedicada a sor Ángela. Tiene lugar en el día de la fiesta de la dedicación de la basílica de San Juan de Letrán, siendo ésta la liturgia que se oficie en esta ceremonia de beatificación tanto en las oraciones de la misa, el prefacio y las lecturas.

Autoridades

Preside la celebración el cardenal prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos Marcelo Semeraro, al que le acompañan el nuncio de Su Santidad en España Bernardito Cleopas Auza, el arzobispo de Sevilla, el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, el arzobispo decano del Tribunal de la Rota Romana, Alejandro Arellano Cedillo, los obispos auxiliares de Sevilla, Teodoro León Muñoz (postulador de la fase diocesana) y Ramón Darío Valdivia Jiménez, los obispos de Córdoba Demetrio Fernández González, de Canarias José Mazuelos Pérez, de Málaga Jesús Catalá Ibáñez, de Huelva Santiago Gómez Sierra, de Cádiz y Ceuta Rafael Zornoza Boy, de Asidonia-Jerez José Rico Pavés, de Jaén Sebastián Chico Martínez, de Guadix Francisco Jesús Orozco Mengíbar, emérito de Tenerife Bernardo Álvarez Afonso, emérito de Huelva José Vilaplana Blasco, el promotor de la fe del Dicasterio Alberto Royo Mejía, el jefe de la oficina del Dicasterio Gianpaolo Rizzotti, el postulador de la causa en la fase romana S. Aguilera, el adjunto de la oficina del Dicasterio Fernando del Moral Acha, y los vicarios generales de Granada, Coria-Cáceres, y Cádiz y Ceuta.

Solicitud de beatificación

El arzobispo de Sevilla José Ángel Saiz Meneses acompañado del postulador de la causa, pide que se proceda a la beatificación del Siervo de Dios José Torres Padilla.

"Eminencia: Como Arzobispo de Sevilla humildemente hemos pedido a Su Santidad el Papa Francisco que se digne inscribir en el número de los Beatos al Venerable José Torres Padilla, hijo de esta Archidiócesis de Sevilla."

— El Arzobispo de Sevilla.

El arzobispo había incidido en lo importante que resulta la figura del padre Torres a pesar de que muriera hace 146 años. Se encomendó a Dios desde su infancia ante la pérdida de sus padres con tan sólo 9 años, experimentó la impotencia y fragilidad humana a la que se enfrentó depositando toda su fe y confianza en Dios. En un momento en el que tantas personas están sufriendo en nuestro país bien por la DANA o por tantas otras dificultades a las que no podemos vencer, esa entrega que nos mostró el padre José Torres Padilla es para nosotros estímulo y es de máxima actualidad.

Pequeña biografía

Pequeña biografía del P. Torres Padilla: El postulador de la causa, padre Salvador Aguilera, lee una breve reseña del Venerable Siervo de Dios, reverendo padre José Torres Padilla, canónigo de la Catedral de Sevilla. Perteneció al cabildo catedralicio, siendo el segundo de sus miembros que sube a los altares, tras el beato cardenal Marcelo Spínola y Maestre que lo hizo en 1987.

"El Venerable Siervo de Dios José Torres Padilla nació el 25 de agosto de 1811 en San Sebastián de La Gomera, municipio de las Islas Canarias; tercero de cuatro hijos, fue bautizado en la parroquia de la Asunción de dicha villa a los seis días de nacer. En el año 1821, huérfano de padres, fue acogido junto a sus hermanos por su tía Paula Padilla. En 1827 comenzó sus estudios en la universidad de San Fernando de La Laguna, y en 1833 se trasladó a la Península, siendo su destino Valencia al no poder desembarcar en Sevilla a causa de la epidemia del cólera, al año siguiente llegó a la ciudad hispalense donde cursó el tercer año de Filosofía y luego los años de Teología, obteniendo el grado de bachiller en 1841. Fue ordenado presbítero por el cardenal Cienfuegos y Jovellanos el 27 de febrero de 1836, celebrando su primera misa el 8 de marzo. Tras una breve estancia en Granada, fue nombrado profesor del seminario diocesano, donde enseñó Teología, Historia, Disciplina eclesiástica y Patrología. Fue nombrado consultor de la comisión de disciplina del Concilio Vaticano I, residiendo en Roma entre 1869 y 1870. Tras su regreso a Sevilla fue nombrado canónigo de esta iglesia catedral, cargo que aceptó por obediencia; como canónigo celebraba la Eucaristía por la mañana muy temprano en la capilla de los Dolores y posteriormente se dedicaba a confesar. Destacaba su gran caridad hacia los más pobres, acompañando la limosna material con una palabra divina y una sonrisa en sus labios. Su fama era tan grande que era conocido como «El Santero», fue guía espiritual de muchas almas, entre las cuales destaca Santa Ángela de la Cruz, una joven zapatera a la que guió los primeros pasos de su vocación y en la fundación de la Compañía de la Cruz, la cual tuvo lugar en 1875, y es por ello considerado cofundador de este instituto, dedicado a los más pobres, para hacerles llegar junto al pan material el alimento espiritual. El canónigo Torres Padilla dedicó sus últimos años a la formación de las hermanas de la Cruz. Y en 1878 vivió una dolorosa Cuaresma y la Semana Santa fue para él un verdadero Calvario de dolor y sufrimiento; el Sábado Santo recibió la unción y el viático, y el día 23 de abril, Martes de Pascua, se durmió en la paz del Señor Resucitado. Fue sepultado en una capilla del Cabildo, y años más tarde, en 1883, fue trasladado a la casa madre de la Compañía de la Cruz. Actualmente, los restos del Venerable Siervo de Dios José Torres Padilla, «apóstol de la Caridad y de la reconciliación», cofundador de la Compañía de la Cruz, reposa junto a los restos de aquellas que son la cosecha de los frutos de santidad de la Compañía de la Cruz; es decir, la fundadora Santa Ángela, canonizada por San Juan Pablo II el año 2003 en Madrid, y Santa María de la Purísima, séptima madre general de de la Compañía, canonizada el año 2015 por Su Santidad el Papa Francisco en la ciudad eterna."

— Padre Salvador Aguilera López.

El padre Torres le dedicaba largas horas a la confesión y a la dirección espiritual de las almas, esta actividad pastoral la realizó en Sevilla y otras localidades, también de muchas religiosas tanto de comunidades de vida activa como de clausura. Tenía fama de santero, pues al igual que él era un santo, hacía santas a todas las personas que dirigía. Y se podía reconocer su labor en aquellos que eran dirigidos, en su forma de obrar, hablar y vestir, y en todo su aspecto y modales, lo mismo si eran pobres o ricos. Dios permitió que fuera confesor y director espiritual de grandes almas, entre ellas se destacan:

• A los 51 años de edad, el padre José Torres Padilla conoció en un confesionario a Ángela Guerrero González, en 1862, cuando ésta tenía 16 años; con su ayuda Ángela madurará en su vida espiritual, y él la orientará hacia el apostolado. Al saber de su vocación de practicar la caridad, «haciéndose pobre con los pobres», la anima a escribir sus pensamientos, que darán forma al instituto de la Cruz. Fue en 1875 cuando el padre Torres le dijo a Ángela, que entonces trabajaba en un taller de zapatería, que había llegado el momento. Ella dejó el taller y fundó la comunidad de hermanas de la Cruz, en el número 13 de la calle San Luis; celebrando él mismo la misa fundacional con las primeras hermanas de la Cruz el 2 de agosto de ese año, en el convento de Santa Paula de monjas Jerónimas.
• Sor Bárbara de Santo Domingo, conocida como la hija de la Giralda, dominica del convento de Madre de Dios de Sevilla, recordada por sus frecuentes visiones místicas, y en proceso de beatificación.
• Sor María Florencia Trinidad del Santísimo Sacramento, madre Sacramento, monja Mercedaria Descalza del convento de San José, que le aparecían estigmas corporales y relataba visiones de la Pasión de Jesucristo con la altura de un teólogo consumado, siendo una persona sencilla sin estudios.
• Madre Cecilia, monja del convento de San José del Carmen (las Teresas).
• Madre Ángela de Jesús, monja cisterciense del Real Monasterio de San Clemente, considerada como muy virtuosa y de quien se dice que tuvo los dones de la profecía y de la ciencia infusa.

Desde su muerte goza de fama de santidad en Sevilla, la Compañía de la Cruz y la isla de La Gomera, siendo muchas personas las que se encomiendan a su intercesión en sus necesidades, suplicando gracias y favores.

Carta Apostólica

Lectura de la Carta Apostólica:

Por mandato del papa Francisco, su representante en esta celebración, el cardenal Marcelo Semeraro, prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos, da ahora lectura a la Carta Apostólica en la que Su Santidad inscribe en el libro de los Beatos al Siervos de Dios que fue apóstol de la caridad.

"Nos, vota patris nostri Iosephi Angeli Saiz Meneses, Archiepisco Metropolite Hispalensis, et non pluriborum maiorum fratrum in Episcopatu portolunque Christi fidelium splendex, de Dicasterii de Causi Sanctorum consulto, autoritate nostra apostolica, facultatem facimus ut Venerable Servus Dei Iosephus Torres Padilla, presbiter diocesanus, cofundator institute sorobus societatis crucis, pastor secundum cor Christi, prudens spiritalis pater, stasidus minister sacramenti reconciliationi, beati nomine in posterum papeletum adque dia decimotertio mensis aprilis coincedo proces quotandis in locis et modis iure statutis celebrare ossite. In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti, Amen. Datum Rome, Laterani, die decimo septimo mensis Octobris, Anno Domini MMXXIV, Pontificatus Nostri duodecimo."

— Franciscus.

Cuadro

Se descubre el cuadro con la imagen del nuevo beato.

Uno de los momentos más significativos de la ceremonia es el descubrimiento del óleo sobre lienzo con la imagen del nuevo beato. Sucede tras la lectura de la carta apostólica en la que el Papa inscribe en el Libro de los Beatos al «apóstol de la caridad». Una vez que el cardenal Semeraro da lectura a esta carta se desvela el cuadro, situado en la gloria debajo de la corona del altar del jubileo. Obra del pintor Juan Raúl Berzosa Fernández, representa al padre Torres con el hábito de canónigo de invierno. En ese momento repicaron las campanas de la Giralda, engalanada para la ocasión, ya que el nuevo beato fue miembro del Cabildo (lo mismo sucedió cuando fue beatificado el cardenal Marcelo Spínola), y a su vez se mostró un tapiz, con la imagen del beato, bajo el balcón de la fachada del palacio arzobispal a la plaza de la Virgen de los Reyes.

En esta obra el nuevo beato mira al espectador, en sus manos porta un libro y una cruz en referencia a que fue mentor de Santa Ángela y cofundador de las Hermanas de la Compañía de la Cruz. En el fondo a la izquierda se muestra su lugar de nacimiento, La Gomera, y a la derecha un paisaje de Sevilla centrado en la Catedral, ya que fue miembro de su Cabildo.

No es la única obra que Raúl Berzosa ha dedicado al padre Torres Padilla. En el segundo cuadro, por encargo del Cabildo para una de las capillas de la Catedral, se representa al nuevo beato de tres cuartos con el hábito de canónigo de verano y sujetando entre sus manos un bonete. En el fondo se representa la capilla de Santiago perteneciente al templo metropolitano, donde se encuentra una urna con una pequeña imagen de la «Piedad» que fue mandada a restaurar por mandato del cofundador de la Compañía de la Cruz.

Reliquias

A continuación, se traen en procesión las reliquias ex ossibus del nuevo beato al presbiterio, depositadas en un relicario en una custodia de plata, que es portada en andas (también de plata) por cuatro hermanas de la Cruz hasta el altar del jubileo, con exorno floral de rosas blancas y amarillas; una vez junto al altar se le iluminó con cuatro candeleros plateados con sendas velas blancas. El cardenal Semeraro inciensa por primera vez las reliquias del beato.

Palabras de agradecimiento

Palabras de agradecimiento de monseñor José Ángel Saiz Meneses:

"Eminencia: La iglesia de Dios que peregrina en Sevilla da gracias al sucesor del apóstol Pedro, Su Santidad el Papa Francisco, por la beatificación del Venerable José Torres Padilla, cofundador de la Compañía de las Hermanas de la Cruz."

— Palabras del arzobispo de Sevilla monseñor José Ángel Saiz Meneses.

Se entrega la carta apostólica al arzobispo y se canta el «Gloria», concluyendo el rito de beatificación y continuando la Santa Misa.

Homilía

"Un texto del libro del profeta Ezequiel dice que debajo del umbral del templo salía un torrente de agua, esta agua explica San Isidoro de Sevilla indica el bautismo, que es el agua que sacia la sed y restaura todos los sedientos, a esto sin embargo Isidoro añade otro simbolismo más profundo dado que la visión profética de Ezequiel habla de un agua que mana del lado derecho del templo, se trata explica del costado abierto de Cristo crucificado del que como narra el cuarto evangelista salió Sangre y Agua, en esta referencia a la muerte y resurrección del Señor se comprende también el sentido de relato evangélico que ha sido proclamado, entre tres días lo resucitará respondieron los judíos a Jesús, Él sin embargo hablaba del templo de su cuerpo. En este día, en este día celebramos con toda la iglesia el aniversario de la dedicación de la Basílica de Letrán, tradicionalmente llamada la iglesia madre de Roma y de todo el mundo católico, nosotros lo hacemos como signo de amor y unión a la cátedra de Pedro; sin embargo, nos preguntamos ¿es un templo hecho de piedras al que honramos aún como monumental libelo? la respuesta es no, toda liturgia de dedicación de una iglesia nos recuerda la afirmación de San Pablo «el templo de Dios sois vosotros», somos todos juntos como la iglesia y también individualmente como bautizados, el templo de Dios sois vosotros. Esta imagen del templo del profeta Ezequiel, del que brota un torrente de agua que vivifica, renueva, produce mucho fruto, me gusta referirla al nuevo beato José Torres Padilla, fue sacerdote siempre fiel que vivió su ministerio en profunda unión con el Señor que era su fuerza interior, pero también fue un sacerdote dispuesto a darse, a salir de sí mismo para ir en caridad dispuesto a darse a salir de sí mismo para ir en caridad a los demás, semejante a las aguas que manan del templo y hacen crecer toda clase de árboles frutales, así era también nuestro beato, considerando esto creo poder decir que destaca de modo particular la unidad de vida si queremos usar una fórmula eclesial el ser contemplativo en nación, un testigo en el proceso de beatificación y canonización señaló por ejemplo que el beato José conseguía compaginar oración y estudio, pasaba 2 horas estudiando y tres meditando sobre lo estudiado y así conseguía dar profundidad a su vida, otro decía que estricto consigo mismo estaba sin embargo lleno de dulzura hacía los demás, especialmente hacia los más pobres. Esto me recuerda lo que escribe el Papa Francisco en la exhortación «Gaudete et exsultate» «ser Santo no significa hacer brillar los ojos en un supuesto éxtasis», San Juan Pablo II decía que «si verdaderamente nos hemos alejado de la contemplación de Cristo deberíamos saber verlo sobre todo en el rostro de aquellos con los que él mismo quiso identificarse», en esta llamada a reconocerlo en los pobres y en los que sufren se revela el corazón mismo de Cristo, sus sentimientos y sus opciones más profundas, con las que todo santo busca conformarse, tal fue el caso de nuestro beato, muchos en efecto hablan de su preocupación por los demás y de su caridad, así pagaba los estudios de quienes deseaban ser sacerdotes y no tenían medios para mantenerse mientras él mismo sólo tenía una sotana remendada, pagaba la dote de las jóvenes con vocación y si estaban en peligro buscaba una familia que las acogiera, los testigos también declararon que cuando era profesor en el seminario no sólo vivía en la pobreza, sino que recorría incansablemente los barrios de la ciudad, especialmente Triana, para atender a los pobres indigentes, en aquella época debido a la pobreza, la delincuencia y el ambiente popular, ese barrio era considerado el lado malo del río Guadalquivir, el beato José no tenía miedo de ir allí, entraba en las casas de los más pobres, las limpiaba, les hacía la cama, se decía de él que era una especie de prestamista a fondo perdido, un canónigo extraño que tiene por amigos a vagabundos y vendedores ambulantes. Entre sus principales compromisos sin embargo estaba la dirección espiritual y fue sobre todo esta misión la que extendió su fama de santidad, por esta razón de hecho se le llamaba el santero ya que casi podía contagiar a los demás con su santidad, entre los que se beneficiaron de su guía estuvo Santa Ángela de la Cruz, aquel apoyó en la misión de fundar el instituto de las hermanas de la Cruz, a este respecto un testigo afirmó que la obra maestra de nuestro beato fue precisamente la dirección espiritual de esta santa fundadora, por eso se le considera cofundador del instituto. Es cierto una vez más que los santos son como un detector de la santidad de las personas con las que entran en contacto aunque sea ocasionalmente, esto queridos amigos me permite hacer una última reflexión, la santidad nos anima a encontrarnos, la oración de Jesús que todos sean uno como Tú Padre estás en Mí y Yo en Ti que también ellos estén en Nosotros, es como dijo una vez el Papa Francisco la matriz del vínculo entre nosotros los cristianos, si estamos íntimamente insertados en esta matriz en esto ardiente de amor, entonces podemos llegar a ser verdaderamente un solo corazón y una sola alma entre nosotros, porque el amor de Dios quema nuestros egoísmos, nuestros prejuicios, nuestras divisiones interiores y exteriores, inmediatamente sin embargo añadió que el movimiento que va de Dios a los hermanos se complementa con el otro que va de los hermanos a Dios, la experiencia de la comunión fraterna me lleva a la comunión con Dios, estar unidos entre nosotros nos lleva a estar unidos con Dios, nos lleva a este vínculo con Dios que es nuestro Padre, que esta certeza queridos hermanos sea el don que todos especialmente la iglesia de Sevilla recibamos de la gracia de esta beatificación. Amén."

— Cardenal Semeraro.

Agradecimiento al Santo Padre

"Me dirijo al papa Francisco, presente hoy de manera especial por medio de su representante para esta celebración, el Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, y le expreso nuestro profundo agradecimiento. Gracias, muchas gracias, desde Sevilla, España, por este gran regalo a nuestra Archidiócesis. En nombre propio, en nombre de todo el presbiterio diocesano y de nuestros seminarios, de las Hermanas de la Compañía de la Cruz y de la vida consagrada, de los fieles laicos, de los familiares y amigos del P. José Torres Padilla, de toda la familia diocesana de Sevilla y de la diócesis de San Cristóbal de La Laguna ¡Muchas gracias, Santo Padre!

Hemos celebrado con inmenso gozo, en esta Sede de san Leandro y san Isidoro, la beatificación del Padre José Torres Padilla, sacerdote de nuestro presbiterio diocesano, canónigo de esta catedral. Fue un auténtico maestro espiritual adornado con celo pastoral profundo y sereno, de enorme fecundidad apostólica, un extraordinario confesor y guía de almas. En Sevilla tenía fama de santidad y orientaba por caminos de santidad a las personas que dirigía. Su existencia irradiaba humildad, y su recomendación a las Hermanas de la Cruz al respecto es ya un clásico de espiritualidad: “No ser; no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera”.

Sacerdote de Jesucristo, ministro de la Iglesia, vivió en su ministerio sacerdotal la armonía entre la oración y la acción apostólica, entre la centralidad de la Eucaristía y el amor a los pobres. Fue un auténtico Padre de los pobres, pobre para los pobres, que se despojó de todo a favor de los pobres y los enfermos, no dando de lo que le sobraba, sino de lo necesario, viendo en cada uno de sus hermanos necesitados la presencia del Señor, y procurando con amor de padre socorrerlos, aliviar sus sufrimientos y sus heridas, y ayudarles a llevar una vida ordenada y digna. La devoción y amor a María Santísima fue un distintivo de su espiritualidad.

Agradezco al Santo Padre que haya inscrito al P. José Torres Padilla en el elenco de los Beatos. Agradezco al señor Cardenal Prefecto, Marcello Semeraro, su presencia entre nosotros presidiendo esta celebración, y en su persona expreso mi gratitud a todo el personal del Dicasterio para las Causas de los Santos: superiores, oficiales, trabajadores. Particularmente, agradezco al postulador en fase romana don Salvador Aguilera López, el tiempo y la dedicación a esta causa; y con él, a los colaboradores de la Archidiócesis de Sevilla, especialmente Mons. Teodoro León Muñoz, postulador en la fase diocesana, y a la delegada episcopal actual, doña María del Monte Chacón Montes. Gracias al Cabildo de esta Santa Iglesia Catedral que tanto se esmera en las celebraciones litúrgicas; gracias a la orquesta y coro que ha llenado de belleza sonora las naves de la Magna Hispalense. Gracias al Sr. Nuncio Apostólico por acompañarnos en este momento tan gozoso, y a los señores arzobispos y obispos, que habéis venido a Sevilla para compartir con nosotros esta fiesta de la fe.

Quiero agradecer en particular a todas las autoridades presentes: autoridades locales, provinciales y nacionales; autoridades civiles y militares, del mundo de la cultura y de la universidad.

La Causa que un día inició el Arzobispo Emérito de Sevilla, nuestro querido don Juan José Asenjo Pelegrina, ha llegado a feliz término en el Primer Grado de la Beatificación. Esperemos que el Señor nos conceda pronto nuevos milagros por la intercesión del Beato Padre Torres, y podamos asistir a su canonización en Roma. Nos encomendamos a María Santísima, Virgen de los Reyes, Madre de los sacerdotes, y le pedimos que el ejemplo del nuevo Beato nos ayude a ser sal, luz, fermento de Evangelio para esta generación y las generaciones futuras. ¡Gracias a Dios, y gracias a todos los presentes! Que así sea."

— José Ángel Saiz Meneses.

Himno al Beato José Torres Padilla

La celebración litúrgica concluiría con el canto de la «Salve» y del himno dedicado al beato José Torres Padilla: «Modelo de santidad, mensajero del amor a Dios y al prójimo, tu nombre resuena en este lugar».

En la beatificación se estrenó este himno dedicado al nuevo beato, con música de Luis Pedro Bedmar Estrada y letra de monseñor Teodoro León Muñoz.

José Torres Padilla, sacerdote de Cristo,

bendito seas en la gloria del Padre.

En la Gomera Dios te dio la vocación,

y por caminos divinos llegaste a Sevilla,

donde recibiste la ordenación.

Pobre y mendigos,

huérfanos y enfermos,

todos fueron tus amigos.

Modelo de santidad,

mensajero del amor a Dios y al prójimo,

tu nombre resuena en este lugar.

Humilde y lleno de amor,

apóstol de caridad y cofundador

con santa Ángela alabas a Dios.

Bibliografía

• Padre José Torres Padilla, apóstol de la caridad. Archidiócesis de Sevilla.

Enlaces extenos

• Beatificación del venerable José Torres Padilla. Catedral de Sevilla – 9 de noviembre de 2024. Libreto de los fieles| Beatificación del padre Torres Padilla (09-11-2024). Archidiócesis de Sevilla.
• Datos cronológicos Padre Torres Padilla. Archidiócesis de Sevilla.

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