Pináculo
Según el diccionario de la Real Academia Española se denomina pináculo al remate en la arquitectura gótica y, por extensión, en otros estilos, adorno terminal, piramidal o cónico.
Generalidades
Realizados en piedra o en material cerámico, existen multitud de edificios que presentan este tipo de elemento decorativo tanto en portadas como sobre paramentos de fachada, o como simple adorno en recercados de ventanas, torres, y en general sobre todo elemento compositivo; y es fácil verlo en muchas construcciones históricas, tanto civiles como religiosas o militares, de casi cualquier época histórica o tendencia artística.
Muy utilizados durante el barroco (siglos XVII y XVIII), en nuestra zona son tradicionales los pináculos realizados en material cerámico vidriado, con formas cónicas o piramidales, en diferentes tamaños, diseños y colores.
Su uso se hizo también habitual sobre los apretilados de las casas, y así aparecen aún hoy con frecuencia como remate superior de las construcciones domésticas como elemento decorativo, predominando las formas mixtas de ancha base y punta cónica. También aparecen pináculos con forma de bola, de piña o de jarrón clásico, que al igual que los tipos anteriores, suelen presentarse en piedra o en cerámica vidriada.
Pináculos en la geografía hispalense
Particularmente en Sevilla, donde existe desde muy antiguo una gran tradición alfarera procedente de Triana, los pináculos cuentan con características propias, exportadas luego a otras poblaciones de dentro y de fuera de la provincia. Con el auge de la arquitectura regionalista de principios del siglo XX y de la mano de su principal exponente, Aníbal González, estos pequeños elementos decorativos jugaron un papel importante en la arquitectura de la ciudad, quedando ampliamente representados en una de las obras más importantes del momento, la gran plaza de España para la Exposición Iberoamericana de 1929.
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