Arrabal de La Carretería y el Baratillo (Sevilla)
El arrabal de La Carretería y el Baratillo de Sevilla surge a extramuros de la ciudad, tras la Puerta del Arenal y el Postigo del Aceite.
En un principio, y al menos a partir del siglo XV, se le conoció como "arrabal de la Carretería y de la Tonelería"; y en la crónica escrita por Andrés Bernáldez, referida al año 1485, se habla de "los arrabales de Sevilla que dicen Carretería y Cestería", derribados en parte por una crecida del río que dejó por entonces a la ciudad rodeada de agua durante tres días.
Tras el descubrimiento de América, y siendo Sevilla el principal puerto español y donde se concentraba el monopolio sobre toda su actividad comercial, los gremios de la tonelería y de la cestería crecieron y prosperaron enormemente gracias a los continuos pedidos de barriles o toneles para el transporte de vino, aceitunas y otros, con los que se abastecía tanto a las flotas de indias como al comercio establecido en las nuevas tierras colonizadas.
También creció notablemente en el Arenal un comercio nuevo enfocado al mercado de ropa y baratijas de todo tipo para la marinería, que se denominó el Baratillo e incluso el "Malbaratillo".
Tanto la actividad de los gremios citados como la de este gran mercado popular, propiciaron el desarrollo de casas por fuera de la muralla que fueron el germen de este arrabal, que en no mucho tiempo contaría con importantes viviendas y con capillas de ricas Hermadades propias como la de la Carretería y la del Baratillo.
Las calles de este arrabal que fueron rotuladas con nombre en los siglos XVIII y XIX son un total de unas veintidós, entre ellas algunas tan importantes como las conocidas hoy con los nombres de Adriano, Antonia Díaz, Arfe, Dos de Mayo, Circo, Temprado, Toneleros, Valdés Leal, Varflora o Velarde.
Bibliografía
- Las calles de Sevilla. José María de Mena. Editorial Castillejo. Sevilla, año 1994.
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