Santa Catalina y Santa Bárbara
Santa Catalina y Santa Bárbara es una obra pictórica realizada por el artista de origen flamenco y por entonces afincado en Sevilla, Hernando de Esturmio (h.1515-1556).
Se trata de una pintura sobre tabla perteneciente al retablo que encargara el obispo de Marruecos, Sebastián de Obregón, en nombre del canónigo Pedro de Santillana, patrono de dicha Capilla, dotada luego por el arcediano de Écija Rodrigo de Santillán en 1530 para sus parientes y linajes sucesivos.
Compuesto por un total de diez tablas, la correspondiente a Santa Catalina y Santa Bárbara se sitúa en el banco o zona inferior del retablo, en el lado de la izquierda, en contraposición con el de las santas Justa y Rufina, de igual formato, que se sitúa en el lado de la derecha.
La pintura muestra a las dos santas ajenas a cualquier expresión de patetismo o de dolor que haga alusión a su martirio, que queda representado en la pintura por las palmas que portan en sus manos. El aspecto de ambas es el dos damas ricamentre ataviadas, ajenas al sufrimiento, cuya contemplación invita más bien a la admiración que a la devoción, en un arquetipo de santas más heroicas y paganas.
Su presencia en este retablo se justifica al tratarse de una obra para una capilla funeraria, ya que se trata de dos santas cuya devoción protege de una muerte inesperada actuando como intercesora para no morir sin recibir los santos sacramentos, como es el caso de Santa Bárbara, o como protectora de los moribundos, como lo es el de Santa Catalina.
La pintura se realiza en la etapa de madurez del artista, influenciado por la obra de autores clasicistas como Rafael, Miguel Ángel o Durero, y asimila tendencias flamencas con otras de tipo renacentistas, como son el tratamiento de los vestidos o de las arquitecturas del fondo y del paisaje.
La obra se encuentra en la actualidad en su lugar de origen para el que se contrató, el retablo de los Evangelistas de la Capilla del mismo nombre, de la Catedral de Sevilla.
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