Cruces callejeras

La presencia de cruces, cruceros, humilladeros y calvarios en caminos, calles y plazas es costumbre muy antigua y extendida por toda Europa.

Han servido para marcar los cruces de caminos, indicar los límites de la jurisdicción de parroquias y municipios, o para marcar lugares señalados por un suceso importante; pero siempre ha sido con una intención religiosa: la de indicar un sitio sagrado.

Las cruces que encontramos en Sevilla tienen varios de esos orígenes, y las más antiguas se remontan al siglo XVI; aunque la mayoría son del XVII y posteriores:

Cruces que marcaban la existencia de un cementerio. Las pequeñas plazas situadas delante de las iglesias servían de cementerios parroquiales, y una cruz sacraliza el lugar. Costumbre especialmente extendida a partir de la epidemia de peste de 1649. Son las cruces que aún se conservan junto a las iglesias de San Julián, San Isidoro y San Vicente (en la plaza de Doña Teresa Enríquez). Otras han sido movidas y puestas en las fachadas parroquiales, como en Omnium Sanctorum, Santa Catalina, o en El Salvador (Sevilla)
Humilladeros en cruces de caminos. El más famoso es el de la Cruz del Campo, que marcaba un cruce en la carretera de Alcalá. Otro se conserva en la plaza de Santa Marta, procedente de un cruce en el camino de la Macarena a San Lázaro.
Límites de parroquias. La Cruz que daba nombre a la calle Cruz Verde.
Un uso muy curioso es el "higiénico". Se ponían cruces de madera, o simplemente se pintaban, en las paredes y esquinas para evitar que la gente hiciera sus necesidades o arrojara basuras en un lugar "sagrado". Es el caso de las cruces en la esquina de Cruces con Ximénez de Enciso.