Antonio Valdivia Castro
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Nombre |
Antonio Valdivia Castro |
Fecha de nacimiento |
1871 |
Lugar de nacimiento |
Osuna |
Profesión |
Agricultor Abogado |
Partido político |
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Año de incorporación a la política |
1933 |
Cargo que ostenta |
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Cargos ostentados |
Alcalde de El Saucejo |
Antonio Valdivia Castro (n. Osuna, 1871 - † El Saucejo, 1 de septiembre de 1936), agricultor, abogado y alcalde de El Saucejo en la II República.
Contenido
Biografía
Natural en Osuna, era hijo de Manuel Valdivia y Petronila Castro. Casado con Josefa Valdivia Castro (nacida en Osuna en 1875), tuvieron tres hijos: Carmen, Antonio (n. 1896) y Gonzalo (n. Osuna, ca. 1899); teniendo su residencia en El Saucejo, en la casa de la calle del Moral número 16-18.
De profesión abogado y labrador, se dedicaba a la actividad agraria, siendo propietario de las tierras que explotaba. Además, recibía unas rentas del arrendamiento de una finca, situada en el municipio saucejeño, a los hermanos Díaz Castro (Antonio, Alonso y Tomás) conocidos como «los Franceses».
Segunda República
De ideología derechista, pero sin filiación determinada, concurrió como candidato a las elecciones municipales de 1933 por la circunscripción de El Saucejo, resultando electo.
El 27 de abril de 1934 el Gobernador Civil de Sevilla disuelve el ayuntamiento de El Saucejo constiuido el 6 de junio de 1931, nombrándose por orden gubernativa un nuevo consistorio que estaría formado por los siguientes 14 concejales: José Cárdenas Romero, Francisco Díaz Pérez, Juan García Galván, Pablo Larqué Conde, Miguel López Picamill, Juan Martín Gallardo, Cristóbal Quijada Martín, Juan Pérez Pérez, Francisco Real Díaz, Cristóbal Rodríguez Gracia, Manuel Román Caballero, Juan Sánchez González, Carlos Torres Gago y el propio Antonio Valdivia Castro.
Era el segundo ayuntamiento saucejeño que se formaba durante la II República y permanecería constituido hasta el 20 de febrero de 1936, fecha en la cual ya habían pasado cuatro días desde la elección de diputados a Cortes. Para todo este período de mandato municipal, el concejal elegido como alcalde presidente de El Saucejo sería el labrador Antonio Valdivia Castro. A la finalización de su legislatura le sucedería José Armayones Martín, el cual también le había precedido en el cargo, en ambas ocasiones al frente de cabildos republicanos del Frente Popular.
Desde octubre de 1931, y durante el resto del período republicano, estuvo en el ayuntamiento como secretario interino Eduardo Fernández Fuentes, quien había sido anteriormente alcalde de El Rubio, y que continuó en su puesto en El Saucejo después de que las derechas ganaran las elecciones en 1933, constituyéndose el ayuntamiento de derechas de 1934; siendo éste una persona de confianza del nuevo consistorio, cooperaría con su alcalde, Antonio Valdivia, para que hiciera pública la mala administración del ayuntamiento socialista anterior.
Guerra Civil
Tras el Alzamiento Nacional en Sevilla de 18 de julio de 1936, y desde ese mismo día, ya se pusieron en marcha en El Saucejo medidas de resistencia para hacer frente a los militares sublevados, entrando el lugar de pleno en la confrontación de la Guerra Civil; entre dichas medidas, que acordaron los comités formados al efecto, estaban que se procediera con los registros en busca de armas que requisar, el establecimiento de puestos de guardia y patrullas de caballería que vigilaran por los campos, y la detención de personas que no fueran afectas a la República. Entre tanto los guardias y carabineros de la zona se acantonaron en el cuartel de la Guardia Civil, dado que el ayuntamiento de la localidad se posicionaba en distinto bando del de los militares.
Para constituir los grupos para la vigilancia del campo se dotó a estos de armas y caballerizas, que fueron requisadas tanto a patronos como a otros propietarios; entre los que sufrieron la requisa se encontraba Antonio Valdivia Castro, y otros más como Juan Roque González Torres, Francisco Jurado Sánchez, José Lebrón Orozco, Antonio Pérez Díaz, Emilio Quevedo Mora o Carlos Torres Gago.
El Comité Revolucionario y el Tribunal Popular, y por ende sus miembros, eran los organismos que estaban encargados de tomar las decisiones relativas a las detenciones y fusilamientos de los elementos de derechas.
El Comité Revolucionario instaló su sede en la casa rectoral de la iglesia de San Marcos, disponiendo en ella de una máquina de escribir procedente del ayuntamiento. Miembros destacados de dicho Comité fueron: Juan Ángel González, José Armayones Martín, Pedro Cárdenas Camero, Diego Cárdenas Pedrosa, Juan Domínguez Valencia, «El Bizco Peones», «El Mellizo Lobo», «El Moreno de Navarredonda», Manuel González Capitán, Joaquín González Gracia, Cristóbal González Hormigo, José Hormigo Cortés, José Martín Gil, Antonio Muñoz Gallardo, Antonio Muñoz Sánchez, Antonio Ocaña Ríos, Juan Povea Salazar, Miguel Ramírez Sánchez, Pedro Román Gutiérrez, Cristóbal Sánchez González, Juan Serrano Díaz y Antonio Vega Cándido.
Fueron más de cincuenta las personas que en diferentes fechas fueron detenidas por orden del Comité por considerárselas desafectas al régimen republicano, una de las cuales fue el mismo Antonio Valdivia Castro, a pesar de haber ostentado la alcaldía durante dicho período, también lo fueron sus hijos Antonio y Gonzalo. Las detenciones comenzaron el 27 de julio y durarían algunas hasta el 4 de septiembre de 1936, siendo recluidos en el edificio del ayuntamiento en El Saucejo y en las iglesias de Mezquitilla y Navarredonda.
Sin embargo, el 3 de agosto de dicho año el alcalde Armayones se vio forzado a excarcelar a algunos derechistas detenidos, dado que dos hermanos del alcalde habían sido hechos rehenes en Osuna y debió canjear su liberación.
A finales de agosto, sobre el día 28, Juan Serrano Díaz, fiscal municipal y miembro y dirigente del Comité Revolucionario, se presentó en la casa de Juan Pérez Torres, estando presente Antonio Valdivia Castro con su hijo Gonzalo, exigiéndole la entrega de 3.000,00 pesetas para el citado comité, amenazando con matarle si rehusaba realizar dicho donativo. Bajo tal amenaza de muerte, Antonio Valdivia subió a la cámara de la casa con Juan Serrano, sacando “un sobre donde tenía sus intereses escondidos” de debajo de una viga del techo, tras darle la cantidad reclamada volvió a esconder el dinero restante en presencia de Serrano.
Poco después de esto, Juan Serrano Díaz les comentaría lo sucedido anteriormente a Pedro Cárdenas Camero, alias «Periquillo el Miau» o simplemente «el Miau», y a Antonio Ocaña Ríos.
Muerte
En la noche del 31 de agosto Antonio Valdivia Castro se había refugiado junto con su mujer y su hija, porque lo perseguían para asesinarlo, en la casa que tenía su convecino Juan Pérez Torres, también agricultor, de 62 años, al comienzo de la calle Nueva, en el número 2; allí, entre la una y las dos de la madrugada llamaron a la puerta y en presencia de Juan Pérez y su esposa, Vicenta Muñoz Sánchez, que les abrió, le detuvieron cuatro individuos, todos armados: Pedro Cárdenas Camero «el Miau» armado con un fusil y Antonio Ocaña Ríos, que irrumpieron en la morada, a quienes les acompañaban «El Salerito» y «El Bizco Peones», que vigilaban fuera de ella.
A pesar de que su mujer e hija, arrodilladas ante Pedro Cárdenas, le imploraron clemencia, le sacaron de la vivienda; llevándoselo detenido hasta el domicilio del propio Antonio Valdivia al objeto de «recogerle un dinero», obligándolo a entregarles “la plata que había en el bufete”. Regresaron después a la casa de Juan Torres, conocedores estos que tenía en ella Valdivia escondido más dinero, obligándolo violentamente a entregar el dinero que tenía en la casa en que se hallaban, exigiéndole “las cuarenta y cinco mil pesetas que aún le quedaban escondidas en las vigas de la cámara”, debiendo Antonio Valdivia acceder a la extorsión pues estaba amenazado de muerte caso de negarse a ello.
Una vez le hubieron robado una importante cantidad de dinero, nuevamente se lo llevaron detenido, haciendo creer que le conducían al edifico del ayuntamiento, pero en realidad le llevaron al lugar conocido como Cañada de Matillas, junto a la carretera a Navarredonda, aproximadamente a medio kilómetro del pueblo, donde le mataron a tiros, con ensañamiento, recibiendo varios tiros en las piernas y otras partes del cuerpo antes de asesinarlo, y lo abandonaron; los disparos se pudieron escuchar desde el pueblo, eso sucedía unos veinte minutos más tarde de que lo sacaran por última vez de la casa de Juan Pérez.
Asesinaron a Antonio Valdivia Castro en la madrugada del día 1 de septiembre de 1936, en torno a las tres horas; su cadáver fue hallado junto a dicha carretera en un arroyuelo, presentando varias heridas de armas de fuego.
Acontecimientos posteriores
No mucho más tarde del asesinato de Antonio Valdivia, regresaron a la misma casa Pedro Cárdenas Camero y sus acompañantes con la intención de arrestrar a Juan Pérez Torres, pero se opuso su mujer por encontrarse éste enfermo y no se lo llevaron, sin embargo, «El Miau» sí le advirtió amenazante: «Cuidado con que no se abra la puerta a nadie».
Tras la llegada el 4 de septiembre de 1936 de las tropas del bando nacional a El Saucejo, se procedió a dar sepultura sin ningún trámite en nichos del cementerio municipal a los cadáveres de los asesinados por los republicanos, que se encontraban casi insepultos por el campo, entre los que se encontraba el de Antonio Valdivia.
No sería hasta el día 27 de ese mes cuando, por encargo de la familia del fallecido, Juan Viñas Reyes registró el óbito en el Registro Civil municipal ante el juez Salvador Gil García y el secretario Antonio Martín Serrano, asistiendo como testigos Claudio Serrano Hormigo y José Martínez Naranjo, vecinos de la localidad. En la manifestación personal que quedó inscrita declaraba que: «el fallecimiento de Antonio Valdivia Castro se produjo en la misma población sobre las tres de la madrugada del día 1 anterior, en el sitio denominado “Matillas”, a consecuencia de “disparos hechos por las hordas marxistas” de la localidad».
Posteriormente, el 19 de enero de 1938, el consistorio saucejeño, presidido por Fernando Escribano Escalante, acordó que se entendían cedidos gratuitamente y a perpetuidad los nichos ocupados por los restos de los 14 cadáveres sepultados en ellos, uno de estos el de Antonio Valdivia Castro.
En Consejo de Guerra celebrado en Sevilla el 12 de diciembre de 1941 quedó probado que Pedro Cárdenas Camero intervino en el asesinato. Cárdenas incluso se había jactado ante un comerciante de Málaga, Antonio Álvarez Muñoz, de haber dado muerte por su propia mano a Antonio Valdivia Castro; a su vez, Antonio Ocaña Ríos le dijo a Álvarez que lo habían matado entre ambos después de robarle una importante cantidad de dinero. Cárdenas fue condenado a muerte, por éste y otros crímenes, y fusilado en Sevilla el 11 de febrero de 1942.
Bibliografía
| Predecesor: José Armayones Martín |
Alcalde de El Saucejo 1934 - 1936 |
Sucesor: José Armayones Martín |
Especial:Contributors/Antonio Valdivia Castro
