Ermita de Nuestra Señora de los Remedios (El Real de la Jara)
La Ermita de Nuestra Señora de los Remedios de El Real de la Jara se encuentra situada en la calle Cervantes.
Contenido
Ermita
Levantada en honor a la patrona de la localidad, conserva en gran parte su trazado original[1].
Esta antigua ermita cristiana pudo ser en sus orígenes una mezquita árabe, de la que se conservaría el mihrab. Ha sido usada como depósito carcelario, tras lo cual ha sido restaurada por la escuela taller El Realejo[2].
Para rendir culto a nuestra patrona, la Virgen de los Remedios, se erigió la ermita que a duras penas aún se mantiene en pie al comienzo de la calle Cervantes, conservando gran parte de su trazado original, pero semioculto por otras edificaciones que se levantaron adosadas a ella. La cúpula, sin embargo, permanece casi intacta ofreciendo un precioso testimonio del estilo mudéjar conque sus maestros alarifes la construyeron. No hay documentación que informe con exactitud sobre la fecha que se levantó, llevándonos a suponer que debió ser posterior al siglo XIII, cuando todo este territorio pasó a manos cristianas. En el pueblo, ambos patrones comparten la realeña, Antigua y Fervorosa Hermandad Sacramental de Nuestra Señora de los Remedios y San Bartolomé Apóstol, con sede canónica en la Iglesia Parroquial. Cuántas veces habremos oído a nuestras madres y abuelas implorar al santo ante la presencia de grandes tormentas, indeseables enfermedades, o inquietantes presagios. En aquellos instantes de temor y recogimiento, le escuchábamos la siguiente oración:
San Bartolomé se levantó pies y manos se lavó, se encontró con Jesucristo y estas palabras le dijo: «Señor, yo con vos iré...» «No, yo te he de dar un don que no tiene ningún varón: En la casa o lugar que seas nombrado no caerá ni rayo, ni centella, ni morirá mujer de parto, ni criatura de espanto «. Amén. (Rezar tres Padrenuestro)
Ref. El Real de la Jara y su entorno, de José Mesa Alarcón
Leyenda sobre la Virgen de los Remedios
Existe una leyenda local por la que en el siglo XVIII Carmen Marcos, quien cuidaba de la ermita, fue testigo de un milagro de la Virgen, pudiendo comprobar cómo se hallaba empapada de agua de mar su ropaje. Días después vendrían marineros a agradecer a la imagen su intercesión para salvarles la vida durante una tormenta, según el relato en la fecha en que estuvo mojada[2].
Alegoría de Nuestra Señora de los Remedios
de
- ¡Serrana y Marinera!
- El convento de Los Frailes
- hoy Cortijo de “La Breña”,
- aquel día del Señor
- de no recuerdo qué fecha,
- abrió sus puertas macizas
- a una mujer de belleza
- soberana y majestuosa
- que llegaba por la senda.
- Al monje que la recibe
- pide, sedienta, agua fresca;
- moja sus ardientes labios,
- enjuaga su boca seca,
- lava su linda carita
- y destoca su cabeza.
- El abad queda admirado
- de cómo viste la bella
- labrado en oro su manto
- y sus enaguas de seda,
- un poco de queso toma
- y la miel de las abejas.
- Se despide del convento
- y otra vez a la vereda;
- pasa por Valle Macarra
- de sudor y polvo llena;
- de La Sal en el Collado
- está dudosa la bella;
- Mira a uno y otro lado,
- Montón de Trigo la orienta,
- y toma ya decidida
- el camino de la izquierda.
- Ya está pasando Los Pitos
- y de La Juana la Cuesta;
- divisa la Lechería
- cuando amanece en la aldea.
- Recorre lenta y cansada
- las calles de dura piedra
- sus sandalias de oro y plata
- mojadas y polvorientas.
- Ya llega junto a su ermita
- y abre la pequeña puerta,
- se eleva hasta su hornacina
- la más reina de las reinas.
- La ermitaña está confusa,
- que en extraña duermevela
- ha soñado en mares bravos,
- en grandes olas, inmensas,
- en jarcias y palos rotos,
- en blancas velas desechas,
- en barcos zarandeados
- por la gigante tormenta.
- En hombres arrodillados
- sobre la rota cubierta
- piden remedio a la Virgen
- y a Dios piden clemencia.
- Ven una mujer que se alza,
- como en la noche una estrella,
- con su niño entre los brazos
- y la mirada serena.
- ¡Oh, Virgen de Los Remedios!,
- gritan los hombres con fuerza,
- en El Real de la Jara
- a tu ermita de la sierra,
- peregrinos de tu amor,
- iremos todos de fiesta.
- El mar se calma al instante
- y se hacen luz las tinieblas,
- hasta los pies de la imagen
- ha llegado la santera.
- Y llena de asombro ve
- su manto lleno de arena
- y su chapines de oro
- mojados por la tormenta.
- Y cuenta la tradición
- que aquella mujer sincera,
- así pregunta asombrada
- a la Virgen y le increpa:
- “¡Señora...! ¿Por dónde vais
- de noche, sola y viajera?”
- Y luego marinos llegan
- ofreciéndole su amor
- y dejando sus ofrendas,
- y la bendicen y aclaman
- ¡Por Serrana y Marinera!
Referencias
- ↑ Portal del Parque Natural Sierra Norte de Sevilla: Visión General de El Real de la Jara.
- ↑ 2,0 2,1 2,2 El Real de la Jara: Historia.
- Ermitaremedios3.jpg
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