Vacaciones en Peñaflor, años 1955-1960
Las vacaciones en Peñaflor en los años 1955-1960 diferían mucho de las de ahora, pues los trabajos de los padres no estaban sujetos a regímenes de empresas, sino más bien a las labores del campo. Por tanto no se podían planificar, por lo que aprovechábamos al máximo el tiempo disponible, que dicho sea de paso era más bien poco.
De todas formas, nos contentábamos con ir unos días a pescar al río Guadalquivir, que por aquel entonces estaba limpio, y cogíamos carpas, barbos y alguna anguila, cosa que ya casi no se puede hacer, pues con la contaminación del agua (por los desagües de las casas, vertidos de fábricas y talleres y productos del campo, como insecticidas y pesticidas), es hasta peligroso incluso acercarse al río. También solíamos ir al campo a poner costillas, con orovivos y alúas, para cazar pájaros, aunque también se podían cazar vivos con redes, aunque eso era más bien cosa de los mayores.
Otra de las distracciones que había era ir al campo para buscar espárragos (en su tiempo), tagarninas, espinacas silvestres, y de todo lo que da el campo; costumbre que hoy en día sigue vigente, pues son cosas que no se dejan perder, por fortuna, pues si no los jóvenes nunca sabrían como pasaban los días sus mayores. Aunque ya por desgracia hay cada vez menos tiempo y menos cosas que buscar en el campo, porque con las urbanizaciones, autopistas, autovías, trenes de alta velocidad y demás zarandajas cada vez queda menos espacio para nosotros.
A pesar de todo no nos estresábamos mucho, porque no teníamos modelos de vacaciones con los que comparar las nuestras y nos conformábamos con lo que teníamos (claro que no quedaba otro remedio); pero a pesar de todo creo que lo pasábamos muy bien pues teníamos mas iniciativa e inventiva que los de ahora. Nos fabricábamos nuestros propios juguetes e inventábamos juegos que los jóvenes actuales no hacen "porque lo tienen todo hecho": Videojuegos, ordenadores Nintendos, en fin, todo. Y los un poquito mayores, motos, coches... no carecen de nada. Cosa que veo bien, en cierto sentido, porque con las penurias que hemos pasado nosotros ya hay suficiente. Pero tampoco estaría de más que los jóvenes de ahora no se olvidasen por completo de los juegos y juguetes de antaño, pues así como hay talleres escuela para recuperar oficios antíguos, también deberían recordarles a los jóvenes los juguetes que fabricábamos con maderas, cajas de cartón y los carretes de madera de los hilos... y con los más variados materiales, todo lo que encontrábamos.
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