La Encantada en el Castillo de La Armada
La Princesa Mora.
Según libros nada nuevos
de la historia de Las Navas,
fortaleza sarracena
fue el Castillo de la Armada.
Dicen que en tiempos existía,
una princesa encantada
que sus cabellos peinaba,
al amanecer el día.
Era una hurí del Profeta,
que del Edén escapada,
en el castillo vivía
y en el castillo moraba.
El moro que la guardaba,
la velaba noche y día;
que en su delirio decía:
¡Hurí del Profeta!,
¡Gacela de los desiertos,
paloma de la rivera,
Sultana del Universo:
Me dejaría matar
por darte en la boca un beso,
y morir entre tus brazos
sería mi mayor deseo.
Pero no puedo tocarte,
ni acariciar tus cabellos.
Yo soy moro cautivo
que de tu belleza preso
condenado a custodiarte
hasta el final de los tiempos.
En noches de luna clara,
llegando la primavera,
cuando los arroyos cantan
camino de la rivera,
y en el bosque tapizado,
de rosas y flores nuevas
Subes al Cerro Morfote,
mirando hacia el castillo
verás en el jardincillo
a la princesa encantada.
Con la cimarra al cinto
y la lanza enarbolada,
un joven cenéte moro,
guarda como un tesoro
a la Princesa Encantada.
En el año 1945 aproximadamente, una anciana ya fallecida, apodada la Tardía, comentaba que había conocido a la encantada, y que había hablado con ella.
Esta señora hacía referencia al tesoro. Parte de dicho tesoro había aparecido muy cerca del castillo, en un lugar que actualmente se conoce como "La Cuesta del Tesoro", el resto, la anciana lo estuvo buscando durante toda su vida.
Los restos del castillo al que hacía mención se encuentra en el monte del Cibdadeja, (hoy Ciudadeja), en la ciudad yerma de Firrish (Ciudadeja o Castillo de La Armada).
En la Madina, se conserva algún lienzo de muralla, restos de aljibe, tejas curvas y mármol blanco.
En la actualidad es propietario D. Manuel Mena León.
Según descripción de Al Andalus de Al Razi, el arroyo Ciudadeja toma nombre de las ruinas citadas.
Las crónicas árabes nos hablan de río Tortiello, hoy Retortillo, que hace límite entre las provincias de Sevilla y Córdoba.
Esta ciudadela, se abandonó probablemente a finales de siglo XII.
Al Makkari señala a un personaje que vivió en Cibdadeja y que llevó la Nisba de Firrish y murió en Córdoba en 1235.
La finca de La Armada toma nombre de lanceros y ballesteros que se montaba en dichos parajes. De todo esto habla Alfonso XI en el Libro de las Monterías.
La Foz de Cibdadeja y la Foz del río Tortiello es buen tiempo de osos en invierno, en tiempos de castañas y bellotas.
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