Historias de mayores de Aguadulce

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HISTORIA DE CREGORITA Aguadulce

Voy a contar lo que una noche nos pasó a mi hermana y a mí y a una amiga. Tendría unos 10 ó 12 años, lo que pasa cuando tiene una esa edad… Pues recuerdo que era miércoles, el domingo chico, cuando venían los zagales de los cortijos. Entonces también hacíamos el paseo en la calle chica, que se le decía el calentador, que era la carretera nacional, todos los domingos y miércoles. Yo de niñera y mi hermana en una casa y yo en otra y una amiga en otra. Éramos mozas y niñeras. Nos gustaba los miércoles porque era cuando venían los zagales y había algunos que nos gustaban. Mi madre no quería que saliéramos por la noche y con zagales menos, pero la cosa de la poca edad, salíamos corriendo cuando comíamos y dejábamos el niño y los platos limpios, para dar un paseito por la calle chica y ver a los zagales en el calentador. Entonces me dice la señora: “Espera, toma este corte de vestido y otro para la medida”.Y me hizo un paquetito y le dices que lo quiero para la feria. Yo cojo el paquetito en las manos, espero a mi hermana y a mi amiga, porque yo terminaba antes que ellas. Cuando terminaron salimos corriendo para llegar antes y dar unos paseitos. Yo dije: “Tengo que entrega esto”. Bueno, nos vamos corriendo, llegamos a la casa de la costurera y estaba cerrada. Yo digo: “Yo no voy de paseo con esto”. Entonces mi amiga dijo: “Dámelo, que yo se lo dejo a este muchacho que esta aquí sentado en la puerta, que es mi amigo”. Y me quito el paquetito de las manos y le dice: “Mira, quédate con esto que nosotras vamos a dar un paseito. Ahora volvemos”. Salimos corriendo para aprovechar el tiempo, dimos los paseitos y fuimos por el paquete. El muchacho no estaba en la puerta. La casa cerrada. Llamamos, sale la madre y dice que su hijo, habían llegado los amigos y se ha ido a una huerta a ver una noria que sacaba agua con un burro y que ella no sabia nada de un paquete. Yo empecé a temblar. Mi madre estará negra porque no llegamos. La luz de la calle se apagaba a las 12 y no llegábamos. Entonces salimos corriendo pero sin el paquete que yo tenia que entregar. Mi madre nos estaba esperando en la puerta y dice que si estas son horas de llegar. Nos dio un pellizco retorció, que todavía me duele. Pillamos la escalera para arriba que no vimos ni el polvo. Dormíamos las dos juntas en un catre y mis otras hermanas en una grande de hierro y ya estaban acostadas. Y dicen: “¿Ahora llegáis?” nosotras no les contestamos. Le preguntamos: “¿Y ustedes os habéis traído el cubo de mear?”. “Si, pero ¿por que no habéis meado en el patio?; si ahora meais, el cubo se va a llenar esta noche cuando meemos todas”. Y no dije ná. Pero no pude dormir en toda la noche. El colchón era de panocha, cada vez que me movía, lo sentía la otra: “Duérmete”. “No puedo, ¿qué haremos?”. “Mañana será otro día, se te ocurrirá algo, y si no aparece el paquetito iremos a buscarlo. Por la mañana nos levantamos muy temprano y dice mi madre: “Ahora me vais a decir adonde estuvisteis anoche”. Yo le mentí: “Mamá, mi hermana terminó tarde porque tuvieron visita, yo le tuve que ayudar a lavar los platos, para venir las dos juntas”. “Bien y hoy, ¿a donde vais tan tempranito?”. Volví a mentir: “Me dijo la señora que tenia que acarrear el agua antes que el niño despertara”. Y dice mi hermana: “Vaya embuste le has echao”. Salimos corriendo para casa de la amiga y nos dijo: “Me ha dicho el muchacho que le ha dao el paquete al pretendiente de tu otra hermana”. Vamos corriendo y nos dice el pretendiente de mi otra hermana que se lo dio al novio de mi otra hermana. Fuimos corriendo y nos dijo que si que allí lo tenia. Me lo dio cuando yo lo cogí y le di las gracias a él y a todos los santos. Salimos corriendo a casa de la modista y lo entregamos. Fuimos a nuestro trabajo y llegamos tarde tuve que mentir otra vez, que mi madre no tenía ni gota de agua y me mandó al pozo y había mucha gente y por eso. “Bueno, ¿que te ha dicho la modista?”. “Me dijo que estaría hecho para la feria y que ya mandaría el vestido de la medida”. Yo ya no volví a ver a mi amiga, ella era mayor, se echó un novio forastero y se casó. Ese día fue el último día que salimos juntas. Porque nosotras éramos muchas hermanas y salíamos juntas. La feria llegó. El vestido estaba hecho, su marido le compró unos zapatos de tiritas para estrenar el vestido. Y me dijo: “Toma un regalito para que lo gastes en la feria”. Yo le dije: “Si no voy a salir porque no tengo zapatos y las alpargatas las tengo muy estropeada y la suela partia”. Dice: “Mira tu te pones mis zapatos el día 24, como yo estreno los otros y ya puedes salir”. Bien en eso quedamos, cojo los zapatos y lo que me dio. Cuando llego a mi casa por la tarde para salir, porque antes se salía cuando se ponía el sol, y veo a mi hermano, que era mas chico que yo, en la escalera sentao en el tercer escalón. “Bueno y a este ¿qué le pasa ahora?”. Y dice mi madre: “Que no quiere ir a la feria con esos zapatos de hebilla (que eran del campo y de becerro), no quiere ir a la tienda por unas alpargatas sin dinero, que ya se las pagaré yo cuando tenga dinero”. “Venga, vamos a la tienda que yo tengo 10 pesetas”. Las alpargatas costaron 6 pesetas, me sobraron 4, las repartimos para todos iguales. Y nos fuimos a la feria. Nos íbamos a las subibajas esperando que nos metieran de contrapeso, porque así no pagábamos. Mi señora estrenó su vestido y los zapatos. Se pone a bailar en la caseta, que se hacia en el jardincito de la iglesia, hoy Jardín de Dolores; y le dieron un pisotón y le rompen la tirita del zapato. Por la mañana la señora cuando llego dice: “Mira lo que me pasó anoche, me dieron un pisotón en el tacón y me lo arrancaron y me tuve que venir de la feria porque no tenia otros zapatos, porque te los presté a ti. Y dice mi marido, ponte los otros zapatos y nos vamos, y dije, no yo ya no voy que estoy cansada; por no decirle que no los tenía que te los había prestado a ti”. “Vaya por dios que mala suerte, y no tenia que habérmelos llevao”. Pero que pisotón le darían para arrancarle el tacón. Yo le dije: “Pues mala suerte, este año todo ha salio mal, esperemos al año que viene a ver si tenemos más suerte”. Esa era la vida de todos los días, pero me gusta recordar mi niñez. Pienso que por muchas necesidades que tuviéramos todo tenía su encanto. La ilusión de dar un paseito… Yo tengo casi 79 años y todavía tengo mucha ilusión por todo, de escribir muchas cosas, de hacer teatro, voy al centro de adultos… Me gusta todo, contar cuentos, escribir poesías, aunque con muchas faltas, pero me gusta mucho todo, la lluvia, las flores, el campo, los árboles, los pájaros, los niños, el monte, el mar, las piedras, los cortijos que están caidos que ya no los cuida nadie; toda la naturaleza… un papel viejo, un mueble viejo, todo lo que se llame viejo, un libro viejo, todo…

Remedios Mejias Aguadulce

Te voy a contar una cosa que es bastante graciosa. Habíamos dos, esta la Rosarito “jeromo” y yo, somos de la misma edad. Entonces queríamos saltar. Estaba “la” Isabelita la “molinera”, “la” Conchita la “piñona”… bueno, ellas que eran mayores que nosotros y nosotros que queríamos saltar pero no nos dejaban porque éramos mas chicas. Dicen: “Bueno pues si queréis dar, dad” (Dar a la comba, se sobreentiende). Nos pusimos una a cada lado, y las ideas de un tigre… una soga de una acera a otra, eso era en los días de carnaval… y cuando estaban todas metidas dentro, puse la soga tirante y se les fueron las enaguas… Antiguamente, eso de que a ti te vieran las piernas… No corría yo nada, la madre de “la” Conchita la “piñona”: “Marrana, sinvergüenza, que a mi conchita le ha visto las piernas todo el mundo. ¿A ti no te da “ná”?”… no corría yo nada… como no nos dejaban saltar dije yo “vosotros que queréis que demos nosotras para que saltéis ustedes?”. Y “la” Rosarito: “Hay que darse cuanta la ideas…”

Remedios Mejias Aguadulce

Ahora hace 3 ó 4 veranos vinieron una familia que les decía los “Barbetas”… esa gente si que tenían hambre (como los Blanquillas de aquí del pueblo). Las cabras que se le morían a mi abuela o le malparían esa gente se las comían todas, vamos que se peleaban por… Bueno pues mi padre que en gloria esté, su abuela, mi bisabuela, que era la abuela de mi padre tenía unas tierrecillas y le dijo a mi padre: “Frasquito este año vas a echar tú aceitunas, con lo que te gustan a ti las aceitunas y ningún año echas…”. “Abuela, si es que no me duran ni…”. “Bueno pues este año echas, prepara una buena tinaja”. Y la metió mi padre en el hueco de la covacha, con su buena tapadera, arregló sus aceitunas y precisamente es para Semana Santa cuando se empiezan las aceitunas… Pues unas vecinas mías… porque lo que es la Avenida de Andalucía, desde la esquina de Marín hasta la esquina del cementerio, eso era todo un barrido, eso era todo campo… yo como no había tenido nunca muñecas y tenía muchas ganas de tener muñecas, pues las “Barbetas” esas me dijeron: “Niña, ¿quieres que te hagamos muñecas?”; claro como sabían que yo estaba sola en la casa, pues de lo que hubiera en la casa se lo daba yo todo para que me hicieran las muñecas. Y entonces por el “cuartillo” se llevaban en los delantales las aceitunas. Y cuando mi padre echó mano a la tinaja de las aceitunas… se las habían comido los “barbertas”. Y hace unos veranos estuvieron esa familia aquí, y a mi me hizo mucha gracia porque yo dije: “Ustedes “seis” las de las aceitunas… menuda paliza me dieron a mi por las aceitunas. Por hacerme muñecas de trapo (de esas que se hacían de trapo, con los ojos de hilo negro… total). Pues ya no vinieron más (risas). ¿Para que les diría yo a esta gente nada?

Manuel Casado Aguadulce

Te voy a contar lo que pasó cuando estuve en la guerra. Mandaron un telegrama a mi casa diciendo que me habían matado. Imaginate el disgusto que le dieron a mi gente. Me llego una carta y fui a ver al capitán para ver como había podido ocurrir eso. Me dijeron que fue por equivocación y le pedí un mes de permiso a cambio. Cuando llegue al pueblo, vamos a San Agustín (un cortijo), era de noche, así que llamé a la puerta y dije: “Aquí esta el muerto con permiso”. (RISAS) De mi casa fueron dos hermanos más, Juan y Eugenio. Fuimos los tres mayores, y mi hermano Luis el más pequeño no llego a ir porque ya estábamos los tres y era el último que quedaba, pero su quinta también fue llamada a filas. El comienzo de la guerra me pilló en Sevilla haciendo la mili. Con la guerra me fui para Madrid y allí estuve los tres años que duró. Mis hermanos también estuvieron toda la guerra. Yo estaba con los nacionales, en artillería. Mi Eugenio estaba en artillería también pero por la parte de Córdoba. En Madrid estuve yo solo, por la parte de la Casa de campo y por aquellos pueblos. Tenía 21 años cuando empezó la guerra. Volví el día 6 de agosto de 1.939, después de terminar la guerra.

Emilia exposito Aguadulce

Nosotros los cogíamos por cuenta. A destajo cogíamos los garbanzos, las raspas del trigo, la cebada… A destajo es por cuanta, que cuanto más trabajes mas ganas, según las horas que eches. Yo también lavando, muchas lejías que he hecho en la calle grande, y ganaba nada y menos. Antes se lavaba en la pila, a mano. También había lebrillos, pero en la calle grande lo que había eran las pilas que tenían las “lavaeras” de piedra y se lavaba ahí. Yo en casa de Paco Lara me he tirado muchos años. Y llegaba Mª Luisa y como yo tenía una barriga a cada instante… (SE RIE), llegaba con un bocadillo a media mañana; anda que no me venía a mi bien el bocadillo… Antes a los lavados se le echaba sosa y otra cosa que no era lejía, era “polvo del guano”, que le decían, como si fuese lejía pero era en polvos. Después también las coladas de cenizas: se cogía una canasta muy grande y se ponía la ropa toda muy bien puestecita, luego se ponía la caldera con la ceniza a hervir, en una candela de esas de palos, y cuando estaba hirviendo la ceniza le echabas aquello por lo alto a la canasta con la ropa; esa era la lejía que se le echaba antes a la ropa. También se usaba el jabón casero, ese hecho con aceite, ese es el que se gastaba y el verde que vendían. Para lavarnos usábamos el jabón ese, el casero hecho con aceite, o el verde ese que se compraba. No había champú ni eso… el jabón para la cabeza y después para aclararte se le echaba un chorreón de vinagre al agua, porque se quedaba más suave y se le quitaba la cosa del jabón. Es como el suavizante de ahora. Con el vinagre se quedaba el pelo muy brillante y muy bien. Antes se bañaba la gente en barreños grandes, y se pasaban la semana casi sin bañarse. Sedaba uno un lavadillo por encima y ya está, y ahora es todos los días duchándose. Y lavando la ropa todos los días, que antes era de semana en semana, no es como ahora. Y tampoco había tanta ropa, muchos remiendos, muchas piezas que echábamos; se cosía mucho, que ahora ya no se cose… ya no se cosen ni los calcetines. Antes de piezas y de remiendos… echamos unos remiendos que… a veces llevaba un hombre un pantalón que parecía el “jueves” de los trozos de todas las clases, parecía un payaso. Se buscaba que fuera casi igual que el pantalón, pero eran diferentes.

Rosario Gordillo GiraldezAguadulce

ESTO ERA MI NIÑEZ

Yo naci en una huerta estabamos dos familias, ahi estuvimos hasta que fuimos mayores. Despues nos vinimos al pueblo y ya nos hicimos mayores . No fui a la escuela. yo lo poco que se me lo enseño una señora que vivia en una casa que se llamaba la "posa" que era de Antonio Montaño y la que me enseño se llamaba Dolores Favian.


Rosario Morejon Cardoso Aguadulce

MI VIDA

Yo vivia en el campo .Venia al pueblo para ir a misa para pasear en el Calentador Y se paseaban las muchachas. venia a coser a casa de Carmina, cosiamos ropa de mujeres.

Recuerdos de mi Niñez

Amelia Ramos Aguadulce

Cuando yo tenía ocho años mi madre, mi hermana y yo estabamos las tres solas por que mi padre se fue a la guerra y después se quedo en el ejercito.Teníamos que trabajar para poder medio comer, porque la cosa estaba muy mal. Yo, cuando hice la comunión, fui con un babero blanco de la escuela y la maestra me forro un trozo de caña con papel de seda como si fuera una vela , los zapatos eran de lona blanco de una amiga y mi madre me los limpió con aballarde. ¡Esto es la pura verdad!

Recuerdos de mi Niñez

Salvadora Martos Borrego Aguadulce

En los años cincuenta tenia yo unos ocho o nueve años y recuerdo que queria ir a la feria de Osuna porque mi amiga la llevaba su padre en un carro y yo como no cabia me fui a recoger el carro y cuando llegamos de la feria mi madre me pego un apaliza que todavia me acuerdo.

Esto es Veridico

Salud Rangel Santiago

Yo cuando chica y mis hermanos Carmen y Lola nos sentabamos en la escalera de mi casa en el escalon primero y las otras en el rebate del patio. Antes no sabíamos lo que era un temblor de tierra y empezamos a discutir las 3 porque dio una sacudida muy grande. Empezamos a llorar y mi madr enos estuvo riñendo y cuando ella se dio cuenta lo que pasaba nos acaricia y seguimos cosiendo la ropita de las muñecas. Hoy en dia todo el mundo sabe lo que es un temblor de tierra.

Recuerdo de la Infancia


Rosario Gordillo Rangel Aguadulce

Cuando yo tenia ocho o diez años me acuerdo de muchas cosas. Aquellos años pasamos muchas necesidades pero tambien a veces nos lo pasabamos bien porque en aquellos años vino la "Voladora" y se tiraron todo el invierno y nos ibamos a la plaza y a veces nos montabamos de barde porque no teniamos dinero y al dueño le daba lastima y si teniamos una perra gorda la gastabamos en algarroba.

Cuando yo era pequeña

Remedios Sánchez Fernandez

Cuando yo era pequeña jugaba a la rueda con mi amiga, al escondite, a los cromos y lo pasabamos muy bien. Iba al campo a trabajar y yo era la mayor de los tres hermanos mas pequeños porque, los dos mayores ya estaban trabajando pues eramos cinco hermanos y a mi me dejaba mi madre en casa para cuidar de todos.

HISTORIA DE AGUADULCE (TIEMPOS PASADOS)

Este pueblo de Aguadulce todos lo queremos mucho, yo no quiero pasar 10 días sin el me voy con mi hoja a Málaga y me entra una morriña que “paqué”, me vengo tira de allí, yo estoy sola y se me pasa el día pensando en el pasado porque es muy bonito recordar. Mi abuelo tenia un huerto muy especial, tenia muchos árboles frutales, toda la fruta buenísima, ¡estupenda!. En el suelo criaba de todas las hortalizas, lo pasábamos muy bien, el huerto era de doña Carmen Marquez, se lo tenía dado para que lo cultivara. La comida de antes era el cocido, todos los días, de noche y de día, se hacía papa con recaillo o con huevos, lentejas, salmorejo, según el bocadillo, chorizo y carne ni pensarlo. Algunos domingo se hacía potaje y unas gachas de postre o arroz con leche. Por semana santa se hacia magdalenas, rosquillas, pestiño y el bacalao. Y por pascua se hacía la matanza, la mayoría muchas no, se hacía los mantecados en la casa, venia Frasquillo el del horno con una tabla para coserlo y no los traía a casa. Por carnaval se jugaba al cachucho, a la rueda y las murguistas cantaban sus coplillas. También salíamos al paseo en la calle chica, allí salían los novios, a veces nos íbamos a pasear a la plaza que estaba el pozo nuevo, que era de chapa y tenia una pila grande, allí nos sentábamos a ver las voladora, algunos nos subíamos gratis, teníamos ficha que nos la daba la Angelita de la viuda, ya que tenia un café en la misma esquina. Se hacían mucha cazuelas de habas, ya que tenemos las mejores habas del mundo, si no preguntar a las Almenas y mirarla. Yo, África, hacia churros y tenia mucha clientela.

Afriquita

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